Entre Pinceles Óleos y Otros Demonios


Muchos pintores escritores e historiadores terminan formando parte del mundo inconsciente de cada apasionado del arte y de la cultura.

Mucha emoción fue lo que invadía todo mi ser, cuando abrí el libro de memorias del periodista y escritor Fernando Ampuero “La Bruja de Lima”. En la página 11, narrando como en el otoño de 1998 su gran amigo el irreverente José Tola, le recomendó ir a ver a una bruja que podía ayudarlo con el cáncer terminal que lo aquejaba en ese entonces.

No fue para mí una sorpresa ya que seguí muy de cerca a José Tola y sus jornadas solitarias dedicadas a la pintura para mi alimentación emocional y espiritual. De su trabajo como pintor y escultor, recuerdo su célebre frase: “Uno no se propone hacer monstruos, tienen que salirte espontáneamente”


Describir sus creaciones como bestiarios o entidades es un poco complicado, sin embargo, su trabajo artístico terminaba siempre cautivando con su “monstruoso arte” como lo denominaban algunos, y desatando la ira de religiosos que enjuiciaron al pintor bajo el cargo de corrupción a la sociedad.

Sus indagaciones lúdicas y metafísicas me cautivaron inmediatamente; pienso que expresar su interés por el universo y su complejidad, lo llevó a desarrollar distintas escalas, que alcanzó cuando oscurecía cada color primario en los óleos que elegía cuidadosamente, cuando pintaba sus obras con las que iba creando mucha controversia, pero ¿cómo no crearla? si su sola existencia ya lo hacía, así lo afirmaba David Flores Hora curador y crítico de arte.


Quién sabe si sus obras en el fondo, eran una necesidad de establecer esa extraña comunicación con lo oculto de este y otros universos, pues su aura misteriosa y su mirada parecía que pedían una tregua entre lo real y lo irreal de los demonios que lo acompañaban cada madrugada mientras pintaba.

La verdad es que José Tola se hizo conocido por sus interpretaciones de monstruos; la figuración de corte fantástico dominó su arte, sus cuadros que retratan muchas escenas relacionadas con la muerte, sin embargo en alguna entrevista él afirmaba que mientras pintaba, viajaba a otros mundos y es aquí donde me invade el querer saber que mundos visitaba. Es y será siempre un misterio, así que acudo a revisar las monstruosas obras del artista  e identificó el amplio interés por la metafísica y las ciencias ocultas interpretadas en sus óleos magníficamente combinados en cada pincelada.


Hoy a casi un año de su muerte física, porque él continúa presente en cada cuadro y boceto que heredó, a todos los peruanos amantes de su arte, me hace reflexionar y llegar a la conclusión que la soledad para José Tola, no fue solo su inspiración, sino una acertada elección.

Hasta siempre JOSÉ TOLA “Nom omnis moriar” (No moriré del todo)

31 de marzo 1943 – 5 de septiembre 2019

 

 Escrito por: Yoicy Gonzalez Helfer  




 

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